Un mes y medio después del terremoto, cerca del 70 % de las escuelas de la región continúan dañadas o destruidas, según cálculos de Unicef.
Muy pocos alumnos consiguieron acudir a la escuela este lunes en el suroeste de Haití, en el día que comenzó el curso académico en las zonas afectadas por el terremoto del pasado 14 de agosto.
Muchas de las escuelas que siguen en pie no abrieron sus puertas este lunes, según comprobó un fotógrafo de Efe en Les Cayes, la mayor ciudad del suroeste de Haití y la más afectada por el terremoto en el que murieron al menos 2.200 personas.
Uno de los factores que ha complicado el regreso a las clases son las persistentes lluvias que cayeron desde la noche del domingo en Les Cayes, algo que ha llevado a muchos padres a dejar a sus hijos en casa.
El portavoz regional de Unicef, Laurent Duvillier, dijo a Efe que se espera que el regreso a las clases en la región, donde hay cerca de 300.000 niños en edad escolar, sea un proceso «gradual» y «progresivo».
Unicef está trabajando con el Gobierno haitiano para determinar la mejor opción para retomar las clases lo antes posible, mientras se reconstruyen los cientos de escuelas que fueron dañadas o destruidas por el terremoto.
Según cálculos de Unicef, será necesario levantar cerca de 900 instalaciones temporales, sean carpas o centros educativos semipermanentes.
Otra opción que se plantean las autoridades en algunos casos es hacer que las escuelas que quedaron intactas reciban más alumnos, en turnos alternos.
«La idea es no esperar. Porque no queremos postergar el aprendizaje», dijo Duvillier, señalando que Haití es un país que ya tenía problemas que llevaban a muchos niños a quedarse fuera del colegio, un riesgo que ahora se incrementa, en especial para las familias que han perdido sus fuentes de ingresos por el sismo.
Según cálculos de Unicef, 230.000 niños están en riesgo de abandonar la escuela, una situación que los haría más vulnerables a la explotación, a la migración forzada o al peligro de ser reclutados por bandas armadas