Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ En claro ajuste de cuentas tiradores desconocidos ejecutaron a tiros al célebre capo de las drogas boricua en Harlem, Alberto Martínez (Alpo), de 55 años de edad quien estaba siendo testigo estrella de los fiscales federales y era amparado por el programa de protección a testigos federales residiendo en Lewiston en el estado de Maine y bajo el nombre falso de “Abraham Martínez”,
Se investiga cómo los matadores dieron con la identidad y el paradero de la víctima, ya que el referido programa les cambia de lugares y nombres a los testigos del Gobierno de Estados Unidos.
“Alpo”, quien estuvo preso por décadas y confesó que había participado en al menos 14 asesinatos relacionados con las drogas, fue interceptado cuando se transportaba en una camioneta roja “Dodge Ram” en la esquina de la calle 147 Oeste y el boulevard Frederick Douglas el domingo a las 3:30 de la madrugada.
La policía dijo que recibió numerosos balazos, uno en el pecho y que los matadores dispararon a través del cristal del lado del conductor de la camioneta.
Se recuerda que su historia inspiró irónicamente la película “Paid in Full” (Pagado Completo) protagonizada por Mekhi Pfifer y estrenada en 2002.
También se han publicado numerosas novelas, libros, relatos, documentales y reportajes.
El comisionado de la policía de Nueva York, Dermot Shea dijo ayer lunes que la investigación apenas comienza pero informó que no hay arrestos en relación a la ejecución d “Alpo”.
El periódico New York Times reporta que “Alpo” dirigió un poderoso imperio de las drogas entre las décadas de los ochentas y noventas, que se extendía desde Nueva york hasta Washington DC, añadiendo que Martínez había entrado en protección de testigos federales después de su liberación en 2015 de una cárcel federal.
El canal 5 DC de la cadena Fox News citó al comisionado Shea, diciendo que «estamos investigando todos los aspectos en cuanto a cuál sería el motivo, incluido su pasado. Tenemos plena confianza en que a medida que avance la investigación encontraremos justicia y a los responsables».
Alpo llevaba una identificación del estado de Maine con el nombre de Abraham Rodríguez, pero un oficial de la policía de alto rango le dijo al tabloide New York Daily News que su verdadera identidad era Martínez.
La camioneta que quedó acribillada a balazos tenía placas temporales de papel de Texas.
«Tardó mucho en llegar. Tenía muchos enemigos», dijo a Fox News Digital, Seth Ferranti, un ex convicto autor del libro «Crack, Rap and Murder: The Cocaine Dreams of Alpo and Rich Porter».
Especuló que cualquier persona, desde familiares de los asesinados o expulsados por Martínez hasta «jóvenes pandilleros que saben quién es y están tratando de obtener algunos puntos» podría haber sido responsable.
«En las calles y en el inframundo criminal, cuando haces algo así, básicamente te ven como un héroe», dijo Ferranti sobre el asesinato de Martínez. «Ganas puntos, ganas rayas».
«Me sorprendió que Alpo estuviera siendo tan audaz y descarado: el tipo no era a prueba de balas», dijo Ferranti, refiriéndose a la decisión de Martínez de regresar a Harlem mientras estaba en protección de testigos federales.
Martínez fue declarado muerto en el hospital Harlem en la calle 135 y avenida Lenox, dijo el New York Times.
Videos anteriores publicados en las redes sociales en 2019 mostraron que había regresado a Harlem antes y se jactaba ante las multitudes de matar a su mejor amigo y ex socio comercial, Rich Porter.
Al aceptar un acuerdo de culpabilidad, Martínez había confesado 14 asesinatos, incluido el de Porter en 1990.
Semanas después, el hermano de 12 años de Porter, Donnell, también apareció muerto después de que fue secuestrado y retenido por $ 500,000 en dinero de rescate. Al tratar de recaudar el dinero, Porter vendió cocaína perteneciente a Martínez, por lo que Martínez lo mató.
Martínez había sido calificado aún más de traidor al aceptar testificar en la corte federal de Washington D.C. contra integrantes de su narco banda.
La pandilla de Martínez fue responsable de transportar más de 1,100 libras a la capital de la nación durante finales de la década de 1980 y principios de los 90, informó en sdu momento el Washington Post.
A ahorrarse una sentencia de cadena perpetua, Martínez fue sentenciado a 35 años en ADX Florence, una prisión federal de máxima seguridad en Colorado.
Vivía en un área especial de la prisión conocida como «fábricas de queso», cuartos para informantes de alto perfil, conocidos como «ratas» en el inframundo criminal.