Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Las señoras Josefina y Ana Díaz, hermanas de Rafael Díaz (Rafelo), un ex residente en Nueva York asesinado a machetazos el 29 de Noviembre 2020 poco antes de las 4:00 de la tarde en la calle doctor Mario García Alvarado número 75 del ensanche Quisqueya, por el médico terapeuta Jean Carlos Duluc Paulino, pidieron que el imputado sea condenado a la pena máxima de 30 años en un juicio programado para el primero de diciembre 2021.
Las hermanas dijeron que el galeno mató a su hermano sin piedad en medio de una discusión por el perro del galeno, aunque ambos eran vecinos.
Díaz dejó en la orfandad a sus dos hijas menores de 5 y 3 años de edad, que según las tías están sufriendo un trauma indescriptible por el asesinato del padre.
Al pedido se sumaron los hijos de las hermanas Rafael Díaz Junior y Bianka Janet Díaz y vecinos de la víctima.
El médico es imputado en el expediente 062-2021 EPEN – 00105 instrumentado por la Policía Nacional y la fiscalía del Tercer Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional del 8 de marzo 2020 y el caso está cargo del fiscal Cesarino Minyety Fuentes.
Dijeron que a pesar de que vecinos aconsejaron a Duluc Paulino, esté decidió asesinar a su pariente que tenía 60 años de edad.
El médico que laboraba como cirujano asistente en la Clínica Hospital Santo Domingo, propinó dos machetazos mortales a Díaz en la cabeza y una pierna.
Luego de matar a Díaz, Duluc Paulino se entregó a la policía y fue enviado a la cárcel con tres meses de coerción (prisión preventiva) hasta que se fechó el juicio el 4 de este noviembre que fue reenviado para diciembre. Una versión sostiene que las disputas entre el matador y Díaz, se originaron porque el médico tenía un perro feroz de gran tamaño que frecuentemente asustaba a las niñas lo que le era reclamado por la víctima.
Las hermanas dicen que en vez de cumplir con el juramento hipocrático de salvar vidas, el médico se convirtió en un asesino despiadado que arrebató el padre de dos niñas que siguen sufriendo la muerte violenta de su papá.
“Pedimos al tribunal que descargue todo el peso de la ley y sentencie a 30 años a este asesino sin alma ni conciencia”, recalcaron las hermanas y los otros familiares de Díaz
rechazando el argumento de que lo mató en defensa propia, diciendo que fue un asesinato a sangre fría.
Duluc Paulino residía en un apartamento propiedad de la madre de la víctima, y la familia de Díaz sostiene que el homicida se la pasaba haciéndole la vida imposible a su pariente que lo acusó de provocar la interrupción de la electricidad en la vivienda del muerto, otro factor de la discusión, además del perro debido a que el médico había hecho una conexión ilegal para suplirse de agua en una cisterna.
Josefina residente en Jamaica (Queens), señala que el abogado del médico está usando una estrategia con el falso argumento de defensa propia, lo que no es cierto.
Dijo que la única testigo del crimen, una mujer que fue a cocinarle a su hermano, mientras los demás parientes estaban en Higüey, el día del asesinato, testificó que el médico fue armado con el machete a provocar a Díaz, gritándole que llevó el arma para usarla contra el difunto.
Díaz buscó dos piedras y supuestamente le tiró una a Duluc Paulino, pero evidentemente uno se acercó al otro y fue entonces, cuando el médico le dio el primer machetazo en una pierna a Díaz, quien cayó al suelo, donde el galeno le fue encima y lo remató con otro machetazo en la cabeza.
La hermana dice que la cocinera no puede precisar con exactitud el tema de la discusión ni el momento exacto del asesinato.
La hermana dijo que Díaz, quien también residió por muchos años en Nueva York, se fue de retirada a la República Dominicana, donde procreó a sus hijas y llevaba siete años viviendo en su país natal.
“Queremos que se haga justicia con este asesinato que claramente fue intencional y brutal, especialmente por parte de un médico supuesto a salvar vidas, pero cuando mi hermano cayó con el primer machetazo, él lo que hizo fue rematarlo con la segunda estocada estando en el suelo”, dijeron las hermanas.
Explicó que su madre, una hermana y el muerto vivían en Estados Unidos, pero se retiraron adquiriendo una propiedad en el ensanche Quisqueya, donde construyeron el edificio de apartamentos de dos plantas y tienen dos casas.
El médico, rentó el apartamento en el que residía y llevó al perro sin autorización de los propietarios que restringen las mascotas, lo que originó el enfrentamiento con Díaz, que vivía en la unidad de abajo y se mantenía intranquilizado por los ladridos y movimientos del can, exigiéndole a Duluc Paulino que se deshiciera del animal, a lo que el matador se negaba rotundamente.
Señaló que su hermano mayor también construyó apartamentos en la parte de arriba, donde le rentó uno al médico.
“Ahí comenzaron los problemas con el bendito perro de gran tamaño que no dejaba a mi hermano dormir y molestaba”, agregó.
Dijo que su hermano tenía temor de que el perro pudiera atacar a las niñas, especialmente a la de 5 años. “El perro se soltaba frecuentemente y la niña estaba temerosa, los problemas siguieron aumentando”.
La hermana le cedió su casa para que Díaz se mudara y se alejara del médico, pero allí siguieron los problemas cuando la factura de electricidad comenzó a aumentarle y se dio cuenta de que el médico conectó la cisterna usando la energía de la casa, lo que radicalizó las discusiones.
“Lo de la cisterna complicó y agravó la situación después que mi hermano la desconectó, aumentando los problemas. El médico se paraba delante provocándolo y discutiendo constantemente, lo que hizo más agresivas las discusiones”, agregó.
Contó que su hermano estaba muy triste porque la madre estaba muy enferma en Nueva York, por lo que decidieron visitarlo para el Día de Acción de Gracias (Thanks Giving) y confortarlo.
Narró que la sirvienta escuchó cuando el médico le vociferaba cobarde a Díaz y lo conminaba a salir de la casa advirtiéndole que tenía el machete para matarlo.
“El médico dice que mi hermano le dio una pedrada en un pie, pero está enyesado en una mano”, dijo.
A pesar de que escuchó parte de la discusión previa al asesinato de Díaz, y vio al médico amenazándolo con el machete, la cocinera fue descartada como testigo.
Dijo que el médico apeló la coerción de los tres meses y se enfrentará en el juicio.
“Queremos que le caiga todo el peso de la ley, porque asesinó a un padre que dejó dos niñas huérfanas y si él, es doctor, tiene que saber que no podía matar a una persona de esa manera”, añadió.
“No fue en defensa propia, con el primer machetazo en la pierna, mi hermano cayó y se desnucó y luego le dio el segundo en la cabeza con lo que lo acabó de matar”, sostiene.
“Ese médico tiene que pagar, queremos justicia”, insistió. “Tiene que ser condenado a la pena máxima de 30 años, no hubo defensa propia, porque mi hermano ya estaba en el suelo”, indicó.
Explicó que después de pasar por varios problemas como la enfermedad de su madre, el asesinato y el funeral de su hermano, ahora es tiempo de enfrentar lo que pueda pasar con el asesino.