Muchos en sillas de ruedas, vendedores, y visitantes que para tomas de fotos hasta se acostaban en el pavimento, eso sí, cuidándose de los carteritas.
El frente y los alrededores de la Basílica Nuestra Señora del Rosario, lucían atiborrados de gente. Los patios se convirtieron en cama y muchos optaron por dormir y amanecer en el lugar.
El programa de este viernes por el Día de la Virgen se llevó a cabo de forma rigurosa, y se inició con la misa del obispo emérito de La Vega, Antonio Camilo, a las 12:00 de la medianoche.
Visitantes esperando por largas horas, vestidos de blanco entero, con velones, flores, pañuelos y accesorios diversos esperaban para tocar el cuadro de la Virgen de la Altagracía en su principal templo y en su día.
Las filas alcanzaban centenares de metros, hasta salir del perímetro donde está el templo, en medio de vendedores, turistas, personal de protocolo y de seguridad.
Los actos solemnes en horas de mañana, a los que asistió la vicepresidenta Raquel Peña, como encargada del Poder Ejecutivo.
El obispo Jesús Castro Marte salió en un momento al parqueo frontal y desde allí dio la bendición a los de afuera.
Así, entre entrega de limosnas de algunos, cumplir con promesas por salud, prosperidad y buenos trabajos, de otros, transcurrió el Día de la Virgen en el templo que más se le adora.
Pie de foto
Las filas para tocar el cuadro de la Virgen de la Altagracia en la Basílica este viernes se hacían eternas.