Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ La dominicana Karmen García, lleva 20 años viviendo dos tragedias en su familia las que con diferencia dos décadas, la mantienen aferrada al recuerdo de su hija Marlyn del Carmen García, quien con 21 años de edad, fue una de las víctimas de la asonada terrorista del 11 de septiembre de 2001 mientras estaba trabajando en la empresa financiera Marsh & McLennan, en el piso 100 de la torre Norte en el World Trade Center / WTC (Centro Mundial del Comercio).
Esa torre fue la primera impactada y derribada por un avión secuestrado de American Airlines con el vuelo 11 a las 8:46 de la mañana.
Los restos de Marlyn, cuyo nombre es inmortalizado en el Mural de los Caídos del museo 9/11, no aparecieron nunca, pero su madre, que tratando de esconderse de la amargura y alejarse del escenario trágico de la Zona Cero, se mudó a Florida, tiene que venir cada año a Nueva York a las conmemoraciones de la asonada de Al Qaeda que dejó miles de muertos en ese atentado.
Pero su sufrimiento y dolor, no se quedan ahí.
Su hermano, Henry Canó, fue atacado por COVID-19 durante el pico de la pandemia, muriendo en abril a los 49 años de edad.
Con un suéter negro, en el centro la foto de su hija y una flor sobre el nombre lapidado en granito en la lista de las víctimas del atentado, Karmen asiste cada 11 de septiembre a la ceremonia principal en el Centro Mundial del Comercio, donde antes estaban las destruidas Torres Gemelas.
Y a ellos el suma que su otro hermano Henry Canó, quien cayó grave por COVID-19, pero logró sobrevivir.
Relató que estaba preocupada creyendo que debido a la pandemia no se iba a celebrar el memorial de cada año, pero recibió la confirmación dos semanas antes y pudo volar desde Florida a Nueva York para estar presente.
Relató que cuando el pico de la pandemia, su hermano decidió irse a la República Dominicana donde murió a los pocos días por el contagio.
Dijo que volver a Nueva York fue un dolor doble y solo estuvo por 48 horas en la ciudad.
Los nombres de los muertos del 9/11 no se leyeron en vivo como de costumbre, pero el museo amplificó una grabación.
Lo que más lamenta la madre es que Marlyn estuviera en el edificio donde murió, diciendo que su hija no tenía que estar ahí.
Marlyn estudiaba leyes, aunque desestimó una beca como estudiante de excelencia en la Universidad Estatal de Syracuse, para irse a la escuela John Jay College of Criminal Justice, aspirando a trabajar en las Naciones Unidas (ONU), desde donde quería ayudar a los más pobres laborando en programas internacionales.
En el momento de la asonada terrorista le faltaban cuatro meses para graduarse en justicia criminal y su meta era la graduarse en derecho internacional.
Narró que a las 9:20 recibió una llamada en su casa de compañeros de trabajo para preguntarle por Marlyn y le dijeron que había habido un accidente aéreo cerca de las torres.
Dijo que un amigo de Marlyn la llamó para decirle que viera las noticias en televisión. “Cuando vi eso, supe y sentí que ya mi hija no estaba”.
Explicó que después de 19 años sigue preguntándose por qué. “Ella fue a buscar unos papeles esa mañana antes de irse a la escuela”.
Detalló que la familia compró la casa en Florida para cumplir uno de los sueños de Marlyn, que era tener una vivienda más grande.
En esa casa, la madre mantiene un espacio memorial dedicado a su hija. “Quería llevarme a Rusia”, agregó la madre, que era amiga personal del fallecido cantante José José y gusta de los viajes.
Señaló que hace un par de años viajó a Rusia para complacer póstumamente a Marlyn, a la que el intérprete mexicano quería mucho.
Karmen, mantiene numerosas fotografías junto a José José en cuenta facebook.
Compungida, la madre dominicana dijo que su hija, siempre criticó las injusticias sociales y era una activista que participaba en marchas por causas justas, contra la violación a los derechos humanos y los abusos, reclamando un mundo mejor.
Dijo que Marlyn soñaba con llegar a una posición en la ONU, pero su destino fue otro.